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Después de estar todo el mes trabajando, de tener que invertir la mayor parte del sueldo en la hipoteca o alquiler, levantándose pronto... que menos que un concierto al mes. O dos. Todo lo que leerás y visionarás aquí lo he vivido en primera. Nada me lo han contado. Quizás descubras a un grupo desconocido hasta el momento. Y con el tiempo te acabe entusiasmando. Eso me haría muy feliz.

SECCIONES

domingo, 5 de agosto de 2012

Omar Rodríguez 11/07/12- Music Hall (Barcelona)

Bueno, no quiero extenderme en exceso. Ni hablar de todo menos de música. Pero es que realmente lo que pasó allí aquella noche fue eso. De todo menos música. Demasiadas expectativas para algo que fue bastante estandar: entradas agotadas, reventa en la puerta, rumores de un concierto encubierto de At the Drive-In (tocaban al día siguiente en el FIB)... El concierto empezó con tres tipos de teloneros. No sé cómo se llaman pero tampoco quiero saberlo. ¿Me explico, no? Bastante mediocres y más si esperas que toque Omar o como se rumoreaba At the Drive-In. Seguidamente (por utilizar un adverbio temporal cualquiera, ya que pasó al menos media hora desde que acabó el trío) sale al escenario el hermano de Omar con un Mac y se pone a pinchar. Nada, sólo una horita. Pero lo peor del caso es que a los diez minutos de estar pinchando apareció una señorita bailando así rollo el baile de los siete velos. Y encima no lo hacía especialmente bien. Si a ese cachondeo general le sumamos un aforo más que lleno, os podéis imaginar como estaba la cosa. Pero lo más curioso del caso es que nadie decía nada. Ni un abucheo. Y eso bajo mi punto de vista no es bueno. Como toca Omar, se puede permitir lo que quiera: hacer un concierto de media hora, poner a su hermano a pinchar, tocar sin Cedric, tocar temas de cuarenta minutos, improvisar y cagarla, sacar cuatro discos al año... da igual, es intocable. Media hora más (ya eran las once de la noche y habíamos llegado allí a las ocho) y sale Omar. O The Mars Volta sin Cedric y sin el hermano de Omar (Marcel), como se quiera ver. Hicieron un concierto pasable pero es cierto que los momentos que tienen de lucidez son tan, tan buenos, que te olvidas del hermano pinchando, de la que bailaba, del trío del principio y del calor que hacía. El punto de inflexión fue cuando salió una tía a cantar (ni idea de quién era). No lo hizo mal y gracias a ella el concierto dio un  giro y se empezó a convertir en algo diferente. Omar es, bajo mi punto de vista, el mejor guitarrista actual. El batería, Deantoni Parks, es puro free jazz. Bueno es poco. Sublime. Y claro, tocan dos temas estelares y les perdonas todo. Pero no es justo. Fueron dos temas buenísimos y tres buenos. Lo demás de la noche, fantasía, esperanza, rumorología, moda absurda, ganas de presenciar algo histórico que en realidad nunca llegó a ocurrir.


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