Empieza a ser un clásico lo de presenciar un buen concierto en el Music Hall. Antes de hablar propiamente de la música me gustaría elogiar a la pequeña sala del centro de Barcelona. Tiene una acústica realmente buena. Su situación es envidiable (justo delante del desaparecido Vip's). Tiene una terracita interior para los amantes de la nicotina. Su estructura en pequeñas alturas es bastante efectiva. El escenario está a buena altura. Cerveza a un precio razonable. ¿Qué más se puede pedir? Bueno, que si pone que empiezan a las 20.00h no empiecen a las 21.00h. No es la primera vez que me pasa.
Pasando ya al tema en cuestión, agradecer a Big Business la visita a Barcelona. Esta gente es así. Anulan su visita al Primavera pero el bajista y el batería de los Melvins tocan en una sala minúscula ante un público súper reducido. Dejando a un lado el guitarra (que era totalmente prescindible) los chicos Melvins son máximos. Me parece un insulto nombrarles como teloneros de Unsane. Bajo mi punto de vista estuvieron a la par o incluso fueron mejores que Unsane. Eso no es tocar la batería, eso es maltratarla. O bientratarla, según se mire. Hacia años que no veía a alguien tocar así. Excelente, supremo. Con fuerza, sin dar respiro alguno a las baquetas. Levantando hasta el infinito sus codos. Sin concesión. Si a esos tiros percutivos le sumamos un bajo simple pero lleno de garra y una voz de ultratumba más cercana a un Dios de la mitología clásica que a un terrícola, nos vemos inducidos en un panorama envolvente. Profundo. Cómodo. Trabajado. Música de nivel. Ese barbudo con aires primitivos nos ayuda a crear ese ambiente misterioso. Si a la calidad musical le sumamos lo auténticos que fueron (en el garito de camisetas existía un cartel en el que ponía "se cambia merchandising por hierba" y el barbas saltó del escenario con la intención de partirle la cara a un imbécil que no paraba de tocar el ampli) y la genial puesta en escena, nos vemos obligados a puntuarles con la máxima nota. Eso sí, para la próxima visita que se quede el guitarra en casa. Yo no los conocía. Sí a los Melvins pero no a este dúo caprichoso. Ahora ya soy fan.
Después de introducirme un kleenex partido por la mitad en mis oídos (joder con la potencia de decibelios de Big Business) llegaron Unsane. Son irreverentes, antimodas, hardcore metaleros. Sin concesión. No te esperes nada nuevo. Sientes love or hate por ellos. Bajo mi punto de vista hicieron un concierto bueno pero es que el de Big Business fue una gozada. Comparaciones aparte, los neoyorquinos hicieron un concierto de unos diez temas en los que fueron del blues al rock, pasando por el metal y el hardcore. Si pretendías solventar los problemas auditivos generados por el barbas y sus amigos no era buena idea acercarse demasiado al escenario. Sonaban igual o más fuerte. Chris Spencer está igual de loco que siempre. Sabe mal pero en un concierto de esas características se agradece.
Gracias a los dos por una noche de música que mandó a la mierda a las modas y rozó la perfección.
Gracias a los dos por una noche de música que mandó a la mierda a las modas y rozó la perfección.
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